El libro sagrado de los paganos (además de otras espiritualidades) está contenido en la naturaleza, desde donde la Divinidad habla constantemente a todo aquel que esté listo para oírla. Pero como estamos descubriendo diariamente, este libro es mucho más extenso de lo que se creyó en un principio: por un lado abarca galaxias y constelaciones y por el otro incluye el micro-universo solo visible a través de potentes microscopios. Y es en uno de estos mundos internos, en este caso el de las células humanas y su constante batallar contra los virus, que consigo hoy tres valiosas lecciones para mi vida espiritual.
1) Todos tenemos igual importancia en el orden y la armonía de la vida. Para que el gigantesco glóbulo blanco pueda defender al cuerpo humano de los virus necesita de la cooperación de todo un ejército de micro organismos, cada uno con una función específica. Lo mismo es cierto para mantener sana a la célula y por ende, a nosotros. Cada quien tiene una nota determinada que tocar en la sinfonía de la vida y si alguno pierde el ritmo, toda la pieza puede caerse.
2) Los enemigos son hermanos obscuros y severos maestros sin los cuales no creceríamos. Resulta que la razón para que los virus progresen tan bien en el cuerpo humano, es porque estan hecho de la misma materia que nosotros y su única forma de sobrevivir como especie es atacando y conquistando. No solo eso: en muchas maneras, los virus son responsables de nuestra evolución y nosotros de la de ellos. En esta constante danza de adaptación, cada vez que un virus ataca al cuerpo y este lo vence, el último evoluciona, se hace más fuerte y almacena la lección aprendida en la medula de los huesos, para ser legada a futuras generaciones. Por su parte el virus también aprende su lección y evoluciona, obligándonos a adaptarnos una vez más. En esta historia, lo que no te mata te hace más fuerte –literalmente. Si no fuera por los millares de años que llevamos en esta lucha, no seriamos como somos hoy.
3) A pesar de lo valioso que es cada individuo, hay veces en que hay que sacrificar todo lo que somos por un bien mayor. Esto me llegó al corazón, como quien dice. Durante el ataque de los virus, la célula infectada envía una señal de advertencia a los glóbulos blancos. En un sentido práctico, esta célula está condenada a muerte, ya sea por el virus o por el glóbulo blanco, quien deberá destruirla para evitar que se riegue la infección. Pero hay casos en que células saludables que están cerca de la enferma deciden auto destruirse para asegurar así que los virus no puedan transferirse a otras partes del cuerpo y ayudar a los glóbulos blanco a contener y a destruir al invasor. Con su sacrificio, estas células ayudan a mantener la salud de su universo –es decir, nosotros.
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